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¿Respiración? Tal vez no como nosotros los humanos que inhalamos y exhalamos el oxígeno, pero los océanos, aquellas grandes masas de agua que ocupan el 71 % de la superficie del planeta, enfrentan hoy una grave amenaza asociada a la desoxigenación, fenómeno que trae consigo una serie de efectos que vienen impactando la salud de los océanos y, en consecuencia, la Tierra.

El rol de los océanos es fundamental para mantener la vida en nuestro planeta, especialmente porque actúan como reguladores de la concentración de gases atmosféricos, de la temperatura global y el clima. Asimismo, los océanos son el hábitat de un gran número de organismos y ecosistemas marinos que sustentan una serie de bienes y servicios que generan miles de millones de dólares por año.

Una de las características de los océanos es su contenido de oxígeno, elemento que no solo es esencial para mantener la vida de los organismos terrestres sino también para los organismos marinos. Por ejemplo, las áreas con bajo nivel de oxígeno son críticas para los macroorganismos marinos que no pueden sobrevivir en condiciones pobres de oxígeno. El contenido de oxígeno en los océanos limita la productividad y la biodiversidad marina, además que interviene en la regulación de los ciclos biogeoquímicos de los principales nutrientes y el carbono.

El análisis de datos de oxígeno de los últimos 50 años ha revelado una problemática muy preocupante: las concentraciones de oxígeno han ido disminuyendo tanto en el océano abierto como en las zonas costeras. Esta desoxigenación marina estaría asociada, en gran parte, a las actividades humanas que han aumentado la temperatura global del planeta y a la descarga de nutrientes en las aguas costeras.

Pero ¿qué podemos hacer como grupo humano? Cada acción, por pequeña que sea, cuenta. La ciencia plantea que es necesario formular políticas de desoxigenación que permitan restaurar y proteger el medioambiente, los organismos marinos y las pesquerías mediante la mitigación, adaptación, implementación y mantenimiento de programas de monitoreo de variables físicas y biogeoquímicas en los océanos que soporten las políticas. Para la adaptación es clave, además, crear áreas protegidas, tal como la Reserva Nacional Dorsal de Nazca, la cual, al parecer, será la primera área marina protegida del país.

En el Instituto Geofísico del Perú (IGP) estudiamos la dinámica de las regiones de los océanos cuyas aguas son muy bajas en contenido de oxígeno (Zonas Mínimas de Oxígeno). Para ello, utilizamos modelos numéricos físico-biogeoquímicos para entender su variabilidad natural y su relación con el cambio climático y, de este modo, contribuir con las redes de investigación científica como GO2NE (Global Ocean Oxygen Network). En el IGP seguimos haciendo «Ciencia para protegernos, Ciencia para avanzar».

(Publicado en Diario Correo Arequipa)
Por: Ivonne Montes, investigadora científica del IGP
Foto: IGP
 
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