El papa Francisco envió un mensaje a los sacerdotes ancianos y enfermos que participan en la Jornada de Fraternidad para decirles que la vejez no es una enfermedad, sino un privilegio.
"Están viviendo una estación, la vejez, que no es una enfermedad sino un privilegio, el privilegio de asemejarse a Jesús que sufre", afirmó en la misiva que les fue entregada por el obispo emérito de Mantua, monseñor Roberto Busti.
“La comunidad que atiende a los enfermos está firmemente arraigada en Jesús. En esta comunidad, los sacerdotes ancianos no son sólo objetos de asistencia sino protagonistas activos porque son portadores de sueños cargados de memoria y, por tanto, muy importantes para las generaciones más jóvenes", sostuvo.
La Jornada de la Fraternidad, informa la Iglesia de Milán, tuvo lugar con ocasión del habitual encuentro de la Conferencia Episcopal de Lombardía y fue promovida por Unitalsi Lombarda y Cel, con la colaboración organizativa de la Fondazione Opera Aiuto Fraterno.
Durante la misa celebrada en el santuario de Santa María del Fonte, presidida por el arzobispo de Milán, monseñor Mario Delpini, se rezó en memoria de todos los sacerdotes lombardos víctimas de la pandemia de la covid-19.
"Están viviendo una estación, la vejez, que no es una enfermedad sino un privilegio, el privilegio de asemejarse a Jesús que sufre", afirmó en la misiva que les fue entregada por el obispo emérito de Mantua, monseñor Roberto Busti.
“La comunidad que atiende a los enfermos está firmemente arraigada en Jesús. En esta comunidad, los sacerdotes ancianos no son sólo objetos de asistencia sino protagonistas activos porque son portadores de sueños cargados de memoria y, por tanto, muy importantes para las generaciones más jóvenes", sostuvo.
El obispo de Roma también pidió que rezaran por él. "Les pido, por favor, que recen por mí, que estoy un poco viejo y un poco enfermo, ¡pero no tanto!".
La Jornada de la Fraternidad, informa la Iglesia de Milán, tuvo lugar con ocasión del habitual encuentro de la Conferencia Episcopal de Lombardía y fue promovida por Unitalsi Lombarda y Cel, con la colaboración organizativa de la Fondazione Opera Aiuto Fraterno.
Durante la misa celebrada en el santuario de Santa María del Fonte, presidida por el arzobispo de Milán, monseñor Mario Delpini, se rezó en memoria de todos los sacerdotes lombardos víctimas de la pandemia de la covid-19.